¿Cómo te podemos ayudar si tienes Esclerosis Múltiple?

Es una enfermedad inflamatoria autoinmune, en la que anticuerpos y linfocitos son producidos dentro del cerebro ocasionando daño, el cual ocurre por dos mecanismos diferentes afectando la mielina y las fibras nerviosas, en lo que se conoce como mecanismo desmielinizante y mecanismo axonal, respectivamente.
 
El daño ocasionado, principalmente el axonal, es responsable de la discapacidad que puede incrementarse con el tiempo.
 
Sin el tratamiento adecuado, este padecimiento afecta al cerebro, cerebelo, nervios ópticos y médula espinal, alterando diversas funciones como la visión, sensibilidad, fuerza, coordinación motora, marcha, funciones mentales, memoria, función de esfínteres y sexualidad.
Varía de persona a persona, por lo que no hay un conjunto estándar de síntomas, aunque algunos de ellos incluyen:
 
  • Entumecimiento u hormigueo en varias partes del cuerpo.
  • Dificultades para caminar, desequilibrio, torpeza, falta de coordinación y temblor.
  • Debilidad de una o más partes del cuerpo
  • Fatiga
  • Visión borrosa, pérdida de visión y, ocasionalmente, visión doble.
  • Mareo.
  • Fenómeno de Lhermitte, un síntoma en el que las personas sienten hormigueo eléctrico o descargas en espalda, brazos o piernas cuando doblan el cuello hacia adelante.
  • Síntomas urinarios, como indecisión al intentar orinar, o una sensación de urgencia.
  • Deterioro de la memoria.
  • Disfunción sexual.
Los síntomas de presentación inicial típicos son: neuritis óptica, diplopía y mielitis transversa.
La causa es desconocida. Actualmente no existe una razón única a la cual se pueda atribuir la Esclerosis Múltiple, sino que es un conjunto de factores de predisposición genéticos, ambientales y, posiblemente, virales.
 
El gemelo idéntico de una persona con Esclerosis, que comparte prácticamente todos los mismos genes, únicamente 1 en 4 tiene probabilidad de desarrollar la enfermedad, lo que sugiere que están involucrados factores distintos a la genética.
 
Por otra parte, sólo 10% de las personas afectadas en el mundo son familiares entre ellos.
 
En resumen, la genética solo confiere predisposición a los individuos que poseen estos marcadores genéticos de los grupos de histocompatibilidad del sistema HLA, la herencia es de tipo poligénico y no obedece a un gen especifico.
 
También se sugiere que puede haber un agente infeccioso involucrado en el desencadenamiento de la Esclerosis Múltiple.
Un factor que ha adquirido mucha importancia es la deficiencia de vitamina D por sus efectos sobre el sistema inmune, sin embargo esto no ha sido claramente demostrada como factor etiológico determinante, se recomiendan suplementos de vitamina D en todos los pacientes.
Puede ser difícil de diagnosticar porque no hay una prueba única o específica. En la mayoría de los casos, hay un historial de síntomas neurológicos que van y vienen a través de los años.
 
Un neurólogo con experiencia realiza un examen que incluye una serie de criterios clínicos, además de estudios de laboratorio e imagen, que se conocen como criterios diagnósticos (McDonald, 2017), y pueden incluir:
 
  • Historial médico en donde se analicen signos y síntomas.
  • Examen neurológico exhaustivo para detectar problemas con la médula espinal o el cerebro.
  • Resonancia Magnética (RM), cuyas imágenes pueden mostrar áreas de anormalidad en el cerebro o médula espinal.
  • Punción lumbar para el estudio de producción de globulinas en el líquido cefalorraquídeo y la presencia de bandas oligoclonales, y para el diagnostico diferencial es una prueba recomendada en todos los pacientes.
Según la clasificación internacional propuesta por el Dr Lublin del 2013 existen fenotipos o formas recurrentes remitentes, en las que se incluye el síndrome clínico aislado o primera manifestación clínica de la enfermedad y las formas progresivas primarias y secundarias. Estas representan una misma enfermedad la cual se expresa diferente en tiempo y con componente degenerativo y desmielinizante diferente.
 
La forma "recurrente-remitente" es la forma más común de Esclerosis Múltiple. Ésta representa el 90% de los casos y de éstos, aproximadamente la mitad van a entrar en una fase progresiva secundaria después de 10 a 15 años de iniciada la enfermedad.
 
La otra forma de Esclerosis, que representa el 10% de los pacientes, es la forma "progresiva primaria", en la que sólo existen ocasionalmente recaídas y se asocia a un deterioro progresivo.
 
En ambas formas progresivas existe inflamación y degeneración del sistema nervioso, sin embargo, en la forma "progresiva primaria" esto ocurre desde el principio, y en la otra ("recurrente-remitente"), aparece tardíamente. Entre estas formas, existen algunas con menor grado de actividad que otras, y es importante señalar que el término "esclerosis múltiple benigna" no existe.
La esclerosis múltiple no tiene cura definitiva. Diversos estudios clínicos han mostrado que los pacientes que reciben un diagnóstico temprano y son tratados inicialmente con medicamentos de alta eficacia, logran mantener la enfermedad inactiva o con mínima actividad y tienen mejor pronóstico a largo plazo, comparativamente con los pacientes tratados con las formas convencionales, ya que el daño acumulado ocasionado por la Esclerosis Múltiple y tratados con medicamentos de menor efectividad no es irreversible y es responsable de la discapacidad del paciente.
 
Por lo general, el tratamiento de los brotes de la esclerosis múltiple se centra en acelerar la recuperación después de los ataques, en desacelerar el avance de la enfermedad y en tratar los síntomas.
 
Tratamientos para los ataques de esclerosis múltiple:
 
  • Corticosteroides, como la prednisona oral y la metilprednisolona intravenosa, según lo recetado para reducir la inflamación en el sistema nervioso. Los efectos secundarios pueden incluir insomnio, aumento de la presión arterial, aumento de los niveles de glucosa en la sangre, cambios de humor y retención de líquidos.
  • Intercambio de plasma (plasmaféresis). La porción líquida de parte de la sangre (plasma) se extrae y se separa de las células sanguíneas. Luego las células sanguíneas se mezclan con una solución de proteína (albúmina) y se vuelven a introducir en el cuerpo. El intercambio de plasma puede usarse si los síntomas son nuevos, graves y no han respondido a los esteroides.
  • Los tratamientos modificadores de la enfermedad son los que utilizamos en el largo plazo y básicamente son de dos tipos: inmunomoduladores e inmuno supresores, estos últimos tiene diferentes mecanismos de acción y son conocidos como medicamentos de alta eficacia y son los que utilizamos en la actualidad, ya que han demostrado tener un impacto importante en la actividad clínica y radiológica de la enfermedad y en la progresión de discapacidad. Estos fármacos requieren de un perfilamiento adecuado para su selección apropiada y reducción de riesgos y requieren de un seguimiento estricto de monitoreo de reducción riesgo de complicaciones y efecto sobre la enfermedad.

Es importante no automedicarse, y acudir con el médico especialista para que evalúe cada caso, y se defina el tratamiento adecuado para cada paciente.

Nuestro equipo de especialistas

 
 
Manuel v2
 
Dr. Manuel de la Maza Flores
Especialista en Neurología y Esclerosis Múltiple
 
 
Francisco
 
Dr. Francisco Alejandro Rodríguez Leal
Especialista en Neurología
 
 
Leonel
 
Dr. Leonel Adrián Cantú Martínez
Especialista en Neurología
 
 
Ricardo
 
Dr. Ricardo Caraza Camacho
Especialista en Neuropsiquiatría y Neuropsicología

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