Diagnóstico
Signos y síntomas
Aunque en ocasiones puede no ocasionar molestias, el linfoma suele provocar varios de los siguientes signos y síntomas:
- Inflamación de uno o varios ganglios linfáticos (bulto o protuberancia en el cuello, debajo del brazo o en la ingle, que usualmente no causa dolor y puede crecer con el tiempo)
- Fatiga o debilidad constante
- Fiebre que no es causada por una infección
- Fiebre intermitente durante varias semanas
- Sudoración profusa durante la noche
- Pérdida de peso no intencional
- Pérdida del apetito sin explicación
- Sensación de saciedad tras ingerir pequeñas cantidades de comida
- Hinchazón o inflamación del abdomen
- Infecciones frecuentes o difíciles de curar
- Aparición de moretones o sangrados fácilmente
- Comezón persistente en alguna zona de la piel
- Tos persistente o dificultad para respirar
- Dolor de cabeza, dificultad para concentrarse, cambios de personalidad o convulsiones
Estudios para el diagnóstico
Es importante notar que tener algunos de los signos y síntomas mencionados previamente no significa necesariamente que se tiene linfoma, ya que pueden deberse a una infección u otras enfermedades.
Para confirmar el diagnóstico es necesario realizar una serie de evaluaciones, las cuales pueden incluir:
- Exploración física
- Biometría hemática – Análisis de sangre que ayuda a determinar el recuento de los diferentes tipos de células de la sangre
- Biopsia – Permite tomar una muestra del ganglio linfático sospechoso para examinar bajo el microscopio la presencia de células cancerosas y determinar el tipo específico de linfoma
- Punción lumbar – Procedimiento que extrae una muestra de líquido cefalorraquídeo para evaluar la presencia de células cancerosas que pudieron haberse propagado
- Estudios de imagen (radiografía de tórax, ultrasonido, tomografía computarizada, resonancia magnética, PET-CT) – Ayudan a detectar anormalidades en los ganglios linfáticos y a evaluar la extensión del cáncer a otras partes del cuerpo